Los derechos humanos son la base para una sociedad justa e igualitaria. Para niñas y adolescentes, el conocimiento y ejercicio de sus derechos son esenciales para su desarrollo integral y para enfrentar los retos que les impone su entorno.
¿Qué derechos están en juego? Las niñas y adolescentes enfrentan desafíos específicos como el acceso limitado a la educación, la violencia de género y la falta de oportunidades laborales en el futuro. Reconocer y abordar estas desigualdades desde una perspectiva de derechos humanos es fundamental.


En México, este panorama se agrava en las comunidades indígenas y rurales, donde la pobreza y la violencia estructural limitan aún más el ejercicio pleno de los derechos de las niñas y adolescentes. Las cifras de violencia de género son alarmantes: muchas jóvenes enfrentan matrimonios forzados, violencia intrafamiliar y exclusión educativa. Estas situaciones perpetúan ciclos de pobreza y exclusión social, afectando no solo a las jóvenes, sino también a sus comunidades.
La educación en derechos humanos les permite identificar injusticias y actuar para erradicarlas. A través de programas educativos y talleres, niñas y adolescentes pueden convertirse en defensoras de sus derechos y los de sus comunidades. En contextos indígenas, este enfoque debe incluir la valorización de las lenguas y culturas originarias, para que las niñas puedan liderar desde sus propias identidades y tradiciones.
En México, este panorama se agrava en las comunidades indígenas y rurales, donde la pobreza y la violencia estructural limitan aún más el ejercicio pleno de los derechos de las niñas y adolescentes. Las cifras de violencia de género son alarmantes: muchas jóvenes enfrentan matrimonios forzados, violencia intrafamiliar y exclusión educativa. Estas situaciones perpetúan ciclos de pobreza y exclusión social, afectando no solo a las jóvenes, sino también a sus comunidades.
La educación en derechos humanos les permite identificar injusticias y actuar para erradicarlas. A través de programas educativos y talleres, niñas y adolescentes pueden convertirse en defensoras de sus derechos y los de sus comunidades. En contextos indígenas, este enfoque debe incluir la valorización de las lenguas y culturas originarias, para que las niñas puedan liderar desde sus propias identidades y tradiciones.